jueves, 8 de enero de 2015

Labrador retriever


El Labrador retriever es una raza canina originaria de Terranova, en la actual Canadá. Es la raza más popular del mundo por la cantidad de ejemplares registrados. Su excepcional afabilidad, gentileza, inteligencia, energía y bondad, hacen que los labradores sean generalmente considerados como buenos compañeros para personas de todas las edades, así como fiables perros trabajadores, comúnmente formando parte de las brigadas caninas de la policía en operativos antidroga, antiexplosivos, de búsqueda y rescate, entre otros. Con adiestramiento, el labrador es una de las razas de perro más dócil, obediente y talentosa que existen. Los antepasados del labrador moderno se originaron en la isla de Terranova, ahora parte de la provincia de Terranova y Labrador, Canadá. El precursor de la raza de Labrador fue el perro de aguas de San Juan, una raza que surgió a través de la cría hecha por los primeros colonos de la isla en el siglo XVI. Los antepasados de los perros de San Juan no se conocen, pero probablemente fueron una mezcla aleatoria de razas de trabajo inglesas, irlandesas y portuguesas. Durante el siglo XIX un buen número de perros de San Juan fueron llevados a la región de Poole en Inglaterra, en ese entonces uno de los centros de comercio pescadero para la alta burguesía, donde estos animales llegaron a ser apreciados como perros de caza y recobre de aves en agua. Unos pocos criaderos en Inglaterra comenzaron a reproducirlos, al mismo tiempo, en la isla de Terranova una combinación de políticas proteccionistas de la cría de ovejas —que llevó a subir de manera exhorbitante los impuestos de los propietarios de perros -, aunado a la cuarentena por rabia en Inglaterra que impidió la repatriación de los perros, llevó a la desaparición gradual y consecuente extinción del perro de San Juan en su país de origen, Canadá. El primer perro de San Juan se dice que llegó a Inglaterra alrededor de 1820. Sin embargo, la reputación de la raza se extendió a Inglaterra mucho antes. Hay una historia que dice que el conde de Malmesbury vio a un perro de San Juan en un barco pesquero e inmediatamente hizo arreglos con los comerciantes para tener algunos de estos perros exportados a Inglaterra. Los antepasados de los primeros labradores impresionaron tanto al conde, por su habilidad y capacidad para recuperar cualquier cosa en el agua y en la tierra, que él dedicó su criadero entero al desarrollo y establecimiento de la raza.

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