CARTA DE UN AMIGO QUE PERDIÓ A SU MASCOTA.
Creo que no es necesario que te cuente como nos sentimos. Vos siempre supiste lo que significaba para nosotros nuestra primera mascota. Es muy difícil hacer entender a los demás el fuerte sentimiento que ella nos inspiró durante toda su vida. Tenía 12 años y 9 meses de edad, pero quizás en nuestras mentes no estuvo nunca esta posibilidad de quedarnos sin su presencia.
No sé, creíamos que iba a ser eterna, o bien que nosotros desapareciéramos antes que ella. Lo cierto es que si hubiéramos sabido el intenso sufrimiento que estamos padeciendo, quizás hubiéramos vacilado en adoptarla como hija. Por supuesto que esto no significa arrepentimiento ni mucho menos. Al contrario, las horas de felicidad que nos entregó son IRREPETIBLES y precisamente esto es lo que nos pone muy mal actualmente.
Desde el 25 de agosto de 1997, cuando Guille la trajo a casa, y siendo mis hijos ya grandes aunque todavía convivían aquí, comenzó a llenar nuestro corazón y también el de ellos.
Pero a medida que los hijos se van alejando, se acrecientan los sentimientos hacia los otros hijos, es decir los adoptivos como este caso.
Lo que siempre dije tiene una mascota, es que durante toda su vida es un chico, y por lo tanto depende totalmente de sus dueños. Esa dependencia cuando la notás, te hace responsable de todo lo que pudiera ocurrirle a ella, en consecuencia comenzás a sufrir cuando la ves enferma, o cuando no podés llevarla a pasear, o bien solamente cuando no la notás contenta.
Mara ultimamente no estaba bien. Creíamos que era por la presencia de Tina (perra mestiza de la familia) pero ahora sabemos que su cuerpito la iba traicionando.
Cuando tuvo un episodio con sus patas traseras, creíamos que se trataba de displasia de cadera afección ésta que suelen tener sobre todo los Ovejeros. Sin embargo yo a veces le notaba una dificultad neuromuscular.
El día 5 bajo la lluvia bajando la escalera se cayó y luego quedó tendida en el piso del patio y no podía levantarse. No te imaginás, lo que sufrí. La trasladé como pude por el piso de abajo , le coloqué un trapo por debajo para que no resbale y no había caso. Lloré desconsoladamente porque comprendí que la perdía para siempre.
Fuí a poner en marcha el coche para llevarla al veterinario y cuando bajo para eso la veo caminando hacia el garaje. (Ella siempre se daba una vuelta por allí visitando al auto, ya que sabía que nos llevaba a la quinta a pasear).
Tenía fiebre. Ya para esto había vomitado toda la comida del medio día (carne y arroz). Pareció mejorar algo pero el domingo 7, a las 5 de la mañana se desplomó en el living y nunca más se incorporó.
La levanto y la llevo a la quinta cavé la fosa y la enterré llorando como un bebé. Actualmente, ambos no tenemos consuelo. Todo nos recuerda los momentos que pasábamos junto a Mara. Menos mal que quedan Pecos y Tina. (otros dos perros)
El 6 de octubre, cuando traje a Tina (rescatada de la calle) a casa, era como un presagio de que se nos iba la primer mascota.
Todo está de acuerdo a la naturaleza. No podemos escapar de las condiciones que fueron planificadas en la Creación. Algunos dicen que los perros tienen alma, por eso no descarto que algún día podamos abrazarnos todos quienes nos queremos. Mara será uno de esos seres a quien extenderé mis brazos, con toda seguridad.
Ella está enterrada en el costado izquierdo de la quinta, entrando. Luego del eucaliptus.
Nuestro deseo es que descanse en paz, como lo merece.
MARA ES LA PERRA QUE ESTA EN LA PORTADA DEBAJO DEL CANICHE BLANCO.
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