domingo, 30 de septiembre de 2012

Cómo enseñar a un perro a pasear sin tirar de la correa



Uno de los problemas más frecuentes que tenemos con los perros es que a la hora del paseo tiran constantemente de la correa. Cuando el perro es pequeño casi no nos damos cuenta de este problema, pero cuando el perro es grande y tiene más fuerza llega a desesperarnos. Visto desde los ojos de un perro también es desesperante pasear así, pero es la única manera que han conocido.

Los perros aprenden por asociación y bastarán un par de repeticiones para que un comportamiento empiece a fijarse. ¿Imaginas las ocasiones en que nuestro perro llegó tirando de la correa a ese árbol que le apetecía oler? ¿cuántas veces llegó tirando a saludar a otro perro? o en ocasiones, ¿llega tirando al parque y le quitas la correa? ¿cómo llegó? ¿llegó tirando? ¿se lo estamos enseñando nosotros?


Vamos a explicar una manera amable y sencilla para enseñar a nuestro perro que vamos a ir a cualquier sitio sin necesidad de ir tirando de la correa.
Lo primero que tenemos que hacer es olvidarnos de la teoría de que nuestro perro es dominante por ir primero e ir tirando de la correa. ¿Le hemos enseñado nosotros a ser el dominante por enseñarle inconscientemente a tirar de la correa? ¿alguien se cree todavía la teoría de la dominancia?
Debemos entender que no hay ningún problema en que nuestro perro camine delante, al lado o detrás de nosotros. El problema está cuando tiran de la correa en cualquier dirección.

No deberíamos utilizar collares o correas que causen cualquier tipo de dolor al animal. Es preferible utilizar collares o arneses. En el mercado existe un gran número de modelos e incluso los hay acolchados.

La correa debería ser larga, de unos 2 mts-2,50 mts. Si necesitamos acortar la correa siempre podemos recogerla.Cuando el perro pueda disfrutar de un entorno más amplio podemos ofrecerle esta posibilidad dejando libre más correa. Incluso las podemos fabricar nosotros mismos.

Para este ejercicio no nos apoyaremos en la comida (siempre hay excepciones), ya disponemos de olores y factores que harán de refuerzo. Ya tenemos claro que los perros aprenden por asociación, así que debemos explicarle al perro que si llegamos a oler ese árbol sin tirar es más placentero que llegar tirando y ahogándose.

¿Cómo lo hacemos?

Cuando estamos paseando y nuestro perro comienza a tirar, debemos quedarnos parados (el tiempo que sea necesario). Es posible que ante esto nuestro perro bostece (señal de calma, utilizada para relajarse) o intente tirar un poco, si tira continuamos parados. Es posible que nuestro perro nos mire y deberíamos aprovechar ese momento para seguir caminando, no hace falta que nos mire, si deja de tirar podemos seguir caminando. No está permitido dar tirones de la correa, lo tenemos prohibido, el único que todavía tiene licencia para tirar es el perro. Debemos repetir esto cada vez que nuestro perro tense la correa. Es un ejercicio que conlleva tener un poco de paciencia, sobre todo los primeros días, no tardaremos en darnos cuenta lo rápido que aprenden los perros cuando les explicamos las cosas de una manera amable y le pedimos por favor que no tire de la correa.

Debemos tener en cuenta algunos factores como son los pipís de otros perros, o saludar a otro perro, debemos anticiparnos para estar preparados por si necesitamos detenernos. Si llegan sin tensión de correa, sin presión sobre el cuello o el pecho, no tardarán en asociar que es mejor llegar de este modo y evitaremos muchos problemas físicos y psicológicos.

Esta técnica es conocida como el semáforo o luz verde/luz roja. Es la que los perros consideran más efectiva y placentera. Además de que hacemos pensar al perro en cómo debe comportarse no piensa en evitar algún dolor.

El mejor educador que puede tener un perro es el mismo propietario, él es quien debe enseñar estas cosas a su compañero. Además estarás reforzando el vínculo.

Siempre es recomendable ponerse en contacto con un educador canino e interesarse por sus métodos de trabajo. De este modo siempre estaremos bien asesorados. Si os aconsejan castigos y correcciones mejor no escuchar esos consejos. Como queremos tanto a nuestros amigos intentemos no castigarlos. Ellos no lo entienden.

Os invito a probar esta técnica y a empezar a olvidar los castigos y correcciones.

Agradecimiento: a Nacho López (www.nacholoru.blogspot.com), por permitirme publicar su artículo

Agradecimiento: photo credit: tanakawho cc

domingo, 23 de septiembre de 2012

Overtraining: el síndrome del sobre-adiestramiento



En los círculos relacionados con el adiestramiento se habla con frecuencia del "overtraining" (y estas semanas pasadas también se ha mencionado en relación con los JJ.OO.), que hemos traducido como "sobre-adiestramiento" pero lo cierto es que no siempre se le presta demasiada atención. Incluso existe la creencia de que si se emplean métodos amigables (ya sabes el llamado "adiestramiento en positivo") no existe riesgo de sobre-adiestramiento. Pero es una creencia errónea, el overtraining y los problemas que lleva asociados se puede dar independientemente de la metodología que se utilice.

Definiendo el sobreadiestramiento

Fácil: El sobre-adiestramiento no es ni mas ni menos que el adiestramiento durante demasiado tiempo, con excesiva frecuencia o ambas cosas (aunque tiene puntos en común, no confundir con una exigencia mal planteada).  ¿Y cuánto es "demasiado tiempo" o "con demasiada frecuencia"? Pues ahí está el problema, porque no existen parámetros que se puedan medir de forma universal para todos los perros, dependerá de cada individuo y, ahora sí, del nivel de exigencia.
La curva de los tiempos de concentración del perro es diferente -más breve- a la del hombre (al menos eso dice la teoría), hay que aprovechar los minutos en los que se incrementa y permanece en meseta, continuar cuando está bajando no tiene sentido. En perros inexpertos es muy raro que este momento óptimo de aprendizaje medido en tiempo supere los cinco minutos. Todo lo añadido será overtraining, errores y estrés. Una definición sencilla sería: el overtraining se produce en todo aquel ejercicio (en este caso adiestramiento) que por su intensidad (en la intensidad incluiríamos el nivel de exigencia) o frecuencia excede a la capacidad de recuperación del organismo (física y/o emocional)

A vueltas con el estrés...

Recuperación física y emocional... Sabemos que el estrés se acumula, y que el organismo lo descarga de forma paulatina. Por este motivo la excesiva frecuencia (si es que la intensidad del adiestramiento es suficiente como para generar estrés) puede llevar a que el estrés se acumule sesión tras sesión (frecuencia, intensidad... o ambas), llevando al perro a la excitación, la ansiedad, y -por cierto- a no aprender lo que deseamos. Así, si una sesión de adiestramiento es poco compleja y el perro "acierta" con facilidad, se puede prolongar más en el tiempo que si se trata de otro adiestramiento que le exige mucho más. Como ejemplo, el moldeado libre es especialmente estresante para los perros, y por mucho "adiestramiento en positivo" que nos vendan, resulta muy estresante para los perros poco habituados (a medida que se practica, los perros se convierten en auténticos especialistas en moldeado, pero en las primeras sesiones no), y no debería superar unos pocos minutos de duración. En el otro extremo encontramos las acciones sencillas en las que el perro se encuentra más o menos cómodo: enseñar a un cachorro a dar sus primeros paseos con correa se puede hacer en sesiones de media hora o más sin problemas (no le exigimos concentración, al contrario, está paseando, oliendo, viendo gente, otros perros...).
El overtraining y los problemas que lleva asociados se puede dar independientemente de la metodología que se utilice

¿Enseñas para acertar, o no?

Curioso comportamiento el de los humanos... Estamos enseñando a nuestro perro cualquier cosa, no importa si es a tumbarse en su sitio con un sencillo target, o un adiestramiento avanzado de OCI. Comenzamos, si lo hacemos bien el perro comienza a "acertar" con lo que queremos. Bien todo va perfecto, la sesión está siendo un éxito así que vamos a efectuar unas pocas repeticiones para intentar fijar los conceptos en su cabecita. Media docena de repeticiones, después unas pocas más, que todo va muy bien ¡y de repente el perro falla! Cabreo monumental, frustración y fin de la sesión "¡con lo bien que iba! ". Acabamos de echar a perder una sesión que podía haber sido perfecta: hemos sobre-adiestrado, enseñando a nuestro perro a fallar. Pero si hubiéramos parado cinco minutos antes, cuando el perro realizaba las acciones a la perfección (o casi, no importa) le habríamos enseñado a aprender acertando.

Los mecanismos auto-reforzantes

Pero también hay otro factor muy importante, y que puede inducir a error si no se conoce: Si estamos realizando un adiestramiento natural, que satisface al perro por el mero hecho de hacerlo, las duración de las sesiones y su intensidad se pueden incrementar, aunque siempre vigilando los niveles de estrés. Sería el caso del adiestramiento en detección, búsqueda o rescate... que son actividades naturales para el perro y enormemente auto-reforzantes. El caso más evidente es el de los perros de caza, que ya desde cachorros pueden ventear o cobrar horas y horas sin agotarse mentalmente, simplemente porque es natural para ellos, el hombre sólo añade unas pequeñas reglas al juego. Cuando un perro aprende a trabajar por la mera satisfacción de hacerlo sin depender de refuerzos añadidos, entonces habremos alcanzado la meta.

Moraleja...: Siempre se debe terminar cuando el perro se lo esté pasando bien, que quede en el ambiente la sensación de que el perro todavía puede mejorar lo que está haciendo. Y ante la duda, es mejor quedarse corto que extenderse en el tiempo.Cinco o diez minutos son muchos minutos si lo hacemos bien. ¡Más que suficientes! Después una buena sesión de juego, olores, o mejor aún pasear por el campo que lo incluye todo, y el perro será feliz aprendiendo.

Agradecimiento: a Juan Francisco Calle (www.doogweb.es), por permitirme publicar su artículo


miércoles, 19 de septiembre de 2012

Iniciativa en favor de 22 protectoras de animales españolas


Purina ha lanzado una nueva iniciativa 'Demuestra tu pasión', desde su página de Facebook.

Con motivo de que España se encuentra, lamentablemente, entre los primeros países de Europa en abandono de animales, lo cual se ha visto acentuado por la actual crisis económica, Nestlé Purina ha decidido hacer algo para ayudarles, creando la aplicación 'Demuestra tu pasión' en colaboración con 22 protectoras de animales españolas: 
http://www.facebook.com/purinaespana/app_478895305460462

A través de esta aplicación, los usuarios de Facebook y seguidores de Purina pueden realizar 2 tipos de acciones: 

1.  donar alimento Purina a las protectoras mediante un simple clic; o bien, 
2. escoger la protectora más cercana, conocerla y adoptar uno de los animales sin hogar. 

Todos aquellos que se animen a adoptar recibirán un pack de regalo y asesoramiento sobre el proceso de adopción. 

Además, se sortearán entre todos los usuarios que hayan adoptado una mascota, 20 lotes de comida para un año. 

Así pues, esperan alcanzar la cifra de 4.000 kg de comida en donaciones a las 22 protectoras, así como fomentar la adopción, no solo de cachorros y perros de raza sino también de aquellas mascotas de edad más avanzada o con algún tipo de problema.

sábado, 15 de septiembre de 2012

10 razones para no utilizar correas extensibles




Las correas extensibles son incómodas y peligrosas, pero aún así son frecuentes por nuestras calles y parques. En realidad…¿sirven para algo?

1. Ya que tiene que ir atado, uso la correa extensible para dar más libertad a mi perro por la calle. ¿Y qué tiene de malo que los perros vayan atados? Los perros no le gustan a todo el mundo, y andando por la calle lo lógico es respetar a los peatones, ya lo soltarás en donde se pueda (La escasez de espacios habilitados sería otro tema). Además, pones en peligro al resto de personas y a ti mismo. Controlar 3 metros de hilo de nailon no es nada sencillo y no sería el primer perro atropellado mientras se espera en un semáforo por confiarse.

2. Ya, pero mi perro no me hace caso, y es la única forma de estar seguro de que vuelve. Puede... o no. Utilizar una correa extensible con un perro que no acude a la llamada es la peor idea que existe, las correas extensibles no se pueden fijar a la muñeca y se resbalan, caen al suelo y "persiguen" al perro asustándolo aún más. Una pésima idea sin duda.

3. Es que mi perro tira mucho al caminar, así vamos más cómodos. ¿Qué fue primero, la gallina o el huevo? Como las correas extensibles transmiten una cierta resistencia (el muelle de recuperación del cordón siempre está tenso) el perro se acostumbra a andar con esa resistencia. Utilizar una correa extensible es la mejor forma que existe para que un perro tire de la correa... y que sea mucho más complicado después hacerle comprender lo que es caminar con la correa floja.

4. Ya, pero como tira de la correa, le pongo un collar de hocico, un ronzal, o un arnés anti-tiro, Halti o Easy Walk y la "extensible". Leer los manuales de los productos, aunque sean de pocas palabras está en desuso. ¡Hasta los fabricantes de este tipo de productos anti-tiro avisan de que no se deben utilizar con correas extensibles! Si el perro llega al tope empleando un ronzal puede padecer lesiones graves en el cuello o espalda, y si sucede con un arnés frontal el resultado es desequilibrarse, golpeándose contra el suelo.

5. Como mi perro es un poco "malo" no lo puedo soltar, y la correa extensible me permite controlarlo. Es un contrasentido, utilizar una correa extensible es completamente incompatible con "control" del perro. Si está extendida malo, si se escapa de las manos peor, y además el mecanismo de bloqueo falla. ¿Qué tal una correa de un par de metros con varios mosquetones y argollas para ajustar en cada momento a la longitud que se desee? Por cierto, si tu perro es un PPP están prohibidas expresamente.

6. Me viene muy bien para pasear a mi perra cuando está en celo, así la controlo mejor. ¿Controlar a una perra en celo con una correa extensible? Al igual que en el punto 4, directamente es una irresponsabilidad. "Controlar" a una perra en celo con una cuerdecita de 4 metros metida en un mecanismo es garantía de problemas.

7. Ya... pero las correas extensibles van muy bien con perros pequeños. Curioso planteamiento ¿En qué se diferencia un perro pequeño de otro grande? Sólo en el tamaño, por eso los arneses son más pequeños y las correas más ligeras. No existen más diferencias, así que ¿por qué distinguir el tipo de correa que debe utilizar por ser "pequeño"?

8. En los bazares de "todo a 1 €" las correas extensibles son muy baratas, y como mi perro no tira ni se mete en líos no necesito más. Si el motivo es el precio ¿por qué no utilizar una simple cuerda con un mosquetón? En esos mismos bazares hay cuerdas de diferentes colores que con un poco de maña  se convierten en correas perfectas. Y por muy poco más, en almacenes de deportes o tiendas especializadas en montaña hay cuerdas realmente bonitas, una trenza y tendrás la correa más bonita del parque, personalizada y completamente a medida.

9. Los 8 puntos anteriores son una exageración, no he conocido ningún caso como los que se mencionan aquí. Los perros con lesiones de cuello no se quejan, los atropellados no vuelven al parque, y las quemaduras en la mano al coger la cuerda se curan. Pero sí, por desgracia todo lo anterior es real, y además frecuente.

10. Entonces ¿para qué sirven? Pues la verdad es que para bastante poco. Quizás en las primeras salidas al parque con un cachorrito sean útiles, por aquello de dejarle hacer "sus cosas" a un par de metros de distancia (algunos son muy tímidos), o para asegurar que vuelve mientras aprende la llamada (como son pequeños, las posibilidades de que la correa extensible se nos escape de las manos son pocas). En cualquier caso, para eneñar la llamada seria mejor una cuerda de muchos metros, y en un par de semanas el cachorro ya debería andar con su arnés y correa "normal" (de un par de metros, mejor en material textil).

Agradecimiento: a Juan Francisco Calle (www.doogweb.es), por permitirme publicar su artículo



jueves, 13 de septiembre de 2012

Capitan, perro fiel



Villa Carlos Paz. El de ayer no fue un día cualquiera para Capitán, ni para “su familia” y los empleados del cementerio municipal de Carlos Paz. Mientras, un veterinario reconoció que el perro habría llegado a la tumba siguiendo el rastro.

“Las autoridades de Turismo le tendrían que dar un premio al perro por la publicidad que le está haciendo de la ciudad”, aseguró una señora que visitaba la tumba de un familiar. Es que la repercusión del artículo que La Voz del Interior publicó ayer con la historia del perro que se fue hace seis años a vivir al cementerio junto a la tumba de su amo, Miguel Guzmán, tuvo una fuerte repercusión nacional y hasta internacional.

Es el mediodía del miércoles y a Verónica Moreno, la viuda de Guzmán, el cansancio se le nota en el rostro. Los medios le empezaron a golpear la puerta a las 8 y no paró de dar notas en el cementerio hasta la tarde.



“Parece que Capitán también se cansó de las cámaras, porque se volvió a la casa”, comentó un sobrino de la mujer. El perro se recostó en el rincón que siempre ocupa cuando vuelve, de vez en cuando, a la casa de sus dueños. La mayor parte del tiempo sigue firme en el cementerio, donde cada noche duerme junto a la sepultura de Miguel.

“Estoy un poco nerviosa con tantas notas”, reconoce Verónica junto a Capitán, que ayer los siguió desde el cementerio hasta la casa. Damián, de 13 años, hijo de la mujer, está contento: “Me gusta que venga un rato”, dice, aunque también confiesa que le da orgullo ver que su perro “se hizo famoso”. Verónica asegura que siempre pensó que la historia de Capitán era digna de ser contada. “Ahora lo quiero, lo siento como parte de la familia”, dice la mujer que no se puso contenta cuando su marido le regaló el perro a su hijo, en 2005. Un año después, el hombre murió. Y el perro dejó la casa.

Nadie en Carlos Paz puede explicarse lo que sucede con este perro que, sin ninguna posibilidad de saber dónde estaba la tumba de quien fue su amo, llegó en enero de 2007.

Perro rastrero. Guillermo Bur es un conocido médico veterinario de Villa Carlos Paz y tiene un criadero de la raza ovejero alemán. Admitió su asombro por el caso y que es difícil de desentrañar semejante comportamiento, pero estimó que lo que puede haber pasado es que Capitán rastreó a su dueño y llegó al cementerio con su olfato.



Aunque, en este caso, el hombre fue sepultado casi un año antes de que Capitán hallara el lugar. “El perro lo rastreó, lo buscó día tras día”, indicó. “Las razas de perros que son de rastro detectan personas enterradas 10 metros bajo tierra”, aseguró, y puso como ejemplo a los canes que se utilizan para rescates de catástrofes como terremotos. “El perro piensa que el hombre está ahí y se queda. El vínculo que existe hace que lo espere”, añadió.

El veterinario contó, como ejemplo con otro caso, que un cliente suyo fue con su perro al supermercado y se descompensó mientras hacía las compras. El perro lo esperaba afuera y no se percató de que a su amo se lo habían llevado en una ambulancia. “Estuvo una semana esperándolo en el supermercado”, relató Bur.

Lo publicado ayer

Hace siete años. Capitán es un perro mestizo. Llegó a la casa de los Guzmán cuando Miguel se lo regaló a su hijo, en 2005. Un año después, Miguel falleció.



Se fue. El perro desapareció de la casa ese mismo día. Tiempo después, cuando la familia visitó el cementerio, estaba allí.

Asombro. Los testimonios publicados ayer asombran: el perro no estuvo el día en que Miguel fue llevado a su tumba. Nadie se explica cómo llegó al cementerio sin que nadie lo llevara y cómo halló la sepultura de quien era su amo. El personal no tenía idea de la relación de ambos.

Firme. El director del cementerio contó que cada día a las 18, Capitán se acuesta al lado de esa tumba. Allí duerme cada noche.



FUENTE: www.lavoz.com.ar





Va y vuelve. A la casa regresa sólo a veces, y por ratos.