jueves, 13 de septiembre de 2012
Capitan, perro fiel
Villa Carlos Paz. El de ayer no fue un día cualquiera para Capitán, ni para “su familia” y los empleados del cementerio municipal de Carlos Paz. Mientras, un veterinario reconoció que el perro habría llegado a la tumba siguiendo el rastro.
“Las autoridades de Turismo le tendrían que dar un premio al perro por la publicidad que le está haciendo de la ciudad”, aseguró una señora que visitaba la tumba de un familiar. Es que la repercusión del artículo que La Voz del Interior publicó ayer con la historia del perro que se fue hace seis años a vivir al cementerio junto a la tumba de su amo, Miguel Guzmán, tuvo una fuerte repercusión nacional y hasta internacional.
Es el mediodía del miércoles y a Verónica Moreno, la viuda de Guzmán, el cansancio se le nota en el rostro. Los medios le empezaron a golpear la puerta a las 8 y no paró de dar notas en el cementerio hasta la tarde.
“Parece que Capitán también se cansó de las cámaras, porque se volvió a la casa”, comentó un sobrino de la mujer. El perro se recostó en el rincón que siempre ocupa cuando vuelve, de vez en cuando, a la casa de sus dueños. La mayor parte del tiempo sigue firme en el cementerio, donde cada noche duerme junto a la sepultura de Miguel.
“Estoy un poco nerviosa con tantas notas”, reconoce Verónica junto a Capitán, que ayer los siguió desde el cementerio hasta la casa. Damián, de 13 años, hijo de la mujer, está contento: “Me gusta que venga un rato”, dice, aunque también confiesa que le da orgullo ver que su perro “se hizo famoso”. Verónica asegura que siempre pensó que la historia de Capitán era digna de ser contada. “Ahora lo quiero, lo siento como parte de la familia”, dice la mujer que no se puso contenta cuando su marido le regaló el perro a su hijo, en 2005. Un año después, el hombre murió. Y el perro dejó la casa.
Nadie en Carlos Paz puede explicarse lo que sucede con este perro que, sin ninguna posibilidad de saber dónde estaba la tumba de quien fue su amo, llegó en enero de 2007.
Perro rastrero. Guillermo Bur es un conocido médico veterinario de Villa Carlos Paz y tiene un criadero de la raza ovejero alemán. Admitió su asombro por el caso y que es difícil de desentrañar semejante comportamiento, pero estimó que lo que puede haber pasado es que Capitán rastreó a su dueño y llegó al cementerio con su olfato.
Aunque, en este caso, el hombre fue sepultado casi un año antes de que Capitán hallara el lugar. “El perro lo rastreó, lo buscó día tras día”, indicó. “Las razas de perros que son de rastro detectan personas enterradas 10 metros bajo tierra”, aseguró, y puso como ejemplo a los canes que se utilizan para rescates de catástrofes como terremotos. “El perro piensa que el hombre está ahí y se queda. El vínculo que existe hace que lo espere”, añadió.
El veterinario contó, como ejemplo con otro caso, que un cliente suyo fue con su perro al supermercado y se descompensó mientras hacía las compras. El perro lo esperaba afuera y no se percató de que a su amo se lo habían llevado en una ambulancia. “Estuvo una semana esperándolo en el supermercado”, relató Bur.
Lo publicado ayer
Hace siete años. Capitán es un perro mestizo. Llegó a la casa de los Guzmán cuando Miguel se lo regaló a su hijo, en 2005. Un año después, Miguel falleció.
Se fue. El perro desapareció de la casa ese mismo día. Tiempo después, cuando la familia visitó el cementerio, estaba allí.
Asombro. Los testimonios publicados ayer asombran: el perro no estuvo el día en que Miguel fue llevado a su tumba. Nadie se explica cómo llegó al cementerio sin que nadie lo llevara y cómo halló la sepultura de quien era su amo. El personal no tenía idea de la relación de ambos.
Firme. El director del cementerio contó que cada día a las 18, Capitán se acuesta al lado de esa tumba. Allí duerme cada noche.
FUENTE: www.lavoz.com.ar
Va y vuelve. A la casa regresa sólo a veces, y por ratos.
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